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Frente al recurrente problema de los desbordes hídricos y las inundaciones: Necesitamos un plan, un presupuesto, financiamiento y cumplimiento.

Frente al recurrente problema de los desbordes hídricos y las inundaciones: Necesitamos un plan, un presupuesto, financiamiento y cumplimiento.

Compartimos la nota editorial de la revista de CAPROLECOBA del mes de agosto.

En una vieja película había una escena en la que, mientras llovía, los personajes estaban pre-ocupados por las goteras que tenía la casa. Se lamentaban de no poder arreglarlas, porque llovía. Pero cuando mejoró el tiempo, decidieron no repararlas, porque ya no hacía falta. Algo así, sin tono de comedia, nos pasa con los caminos rurales. En muchos lugares ha llovido más que lo habitual, pero no es la primera vez que tenemos un ciclo así. Y sabemos que no será la última temporada de inundaciones. Escuchamos a todos los gobiernos hablar de proyectos, planes maestros, canales y obras, pero sospechamos que son soluciones a veces lejanas, parciales, o incluso imposibles. En verdad, creemos que las lluvias abundantes, y quizás algunas inundaciones, son inevitables. Pero no todas sus consecuencias. Porque hay asuntos que están más al alcance. Para muchos de nuestros tambos el problema mayor es el de los accesos. Necesitamos entrar y salir quienes trabajamos en los establecimientos. Necesitamos sacar diariamente la leche, e ingresar frecuentemente con insumos. Por lo cual hace falta tener caminos transitables siem-pre. Y para esto, aunque arduas y caras, hay soluciones. Es necesario tener un plan. Construír caminos siempre transitables. En cada caso, en cada topo-grafía y formación de suelo y subsuelo. Tener un mapa de necesidades, un relevamiento de los puntos críticos, un plan de trabajo, un presupuesto y una financiación. Y ¿quién estará a cargo? ¿A quién le toca? ¿Al gobierno nacional? ¿Al provincial, o al mu-nicipal? ¿A las industrias lácteas, o a los productores? Sabemos que la respuesta es: a todos. Pero centralmente y en primer lugar, a las autoridades que administran los recursos públicos y tienen la mayor responsabilidad sobre el manejo y las inversiones en infraestructura. Debatiremos responsabilidades y competencias. Pero nadie se puede borrar. Porque es inaceptable que esto se postergue más, en nombre de pequeñeces o ancestrales ineptitudes para el trabajo en equipo e interinstitucional. Terminarlo puede llevar años. Pero sepamos que para empezarlo estamos ya demorados, y no podemos perder más tiempo. Que no nos pase, como en aquella película, que quedemos esperando que cambie el clima para olvidarnos, o creer que ya solucionamos el problema. Foto: Raúl Macchi

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