Con motivo de los 20 años de CAPROLECOBA, Matías Peluffo conversa con Nicolás Razzetti en el programa Bichos de Campo, sobre la situación de la lechería en los comienzos de la cámara y el escenario institucional y comercial actual del sector.
La Cámara de Productores de Leche del Oeste de Buenos Aires (Caprolecoba) cumple sus primeros 20 años de historia. La entidad nació al calor de la crisis de 2001 y la salida de la convertibilidad, momento histórico que desencadenó una fuerte devaluación y que pegó de lleno los costos de los tambos. Todos en el sector recuerdan la gran crisis de 2002.
En aquel momento la incertidumbre hizo que los productores de esa región (con epicentro en Trenque Lauquén) comenzaran a reunirse para analizar alternativas que les permitieran sobrevivir.
Matías Peluffo, actual presidente de Caprolecoba, es hijo de uno de los fundadores de la organización y contó que en aquel momento “se necesitaba voz que representara a los productores, había una fuerte sensación de fragilidad y no teníamos quien luchara por nosotros”. En rigor, la lechería había logrado un grado de fragmentación en sus cámaras representativas que era alarmante, y que todavía se siente.
Ese año hubo 400 tamberos que adhirieron a la entidad del oeste bonaerense. Hoy son menos, por el cierre de tambos que en muchos casos no pudo evitarse. “Pero nunca dejamos de tener nuestra reunión mensual, que es clave porque tracciona y compromete. En estos años fue clave para adentro preguntarles a los productores qué necesitaban y no quedarnos en la acción hacia afuera”, dijo Peluffo.
El productor de Trenque Lauquen dijo que participar de la entidad fue una experiencia formativa muy importante y que le permitió conocer realidades productivas, comerciales y hasta personales de lo más diversas.
Por otro lado, valoró que la entidad le dio a los tamberos de la zona “un sentido de unión, de pertenecer a algo grupal, dimos un marco de participación sectorial y lo primero que hicimos fue armar nuestra pizarra de precios, que nunca se discontinuó y que es una referencia privada. Es clave no abandonarla por si corre riesgo el Siglea (el sistema oficial de información de precios de la leche) o se manipula la información”.
Las entidades de productores de leche son varias y durante años se intentó forma una de tipo nacional que represente los intereses de todos y que sirva como canal de comunicación y gestión con los sucesivos gobiernos. Pero a las reuniones con las autoridades van representantes de diferentes zonas y con propuestas a veces incluso contradictorias, que terminan siendo funcionales a quienes prentenden solo simular que se hace lo que no se hace, y evitar las soluciones.
Para Peluffo, si se quiere armar una representación provincial primero y nacional después, hay que volver a mirar hacia los productores. “Entre dirigentes no se puede armar una cámara fuerte, hay que armarla sobre bases, y si no las tenés… La dificultad es de recursos y sobre todo de energía y ganas de personas que se movilicen para tener contactos en cada lugar. Porque si no cuando a esos dirigentes se les acaba la energía se discontinúa la entidad”, explicó.
Además el gremialismo lechero se complica porque la actividad tambera es constante todo el año, no ofrece pausas, no como otras que tienen momentos picos como la siembra o cosecha o el destete de terneros, por dar ejemplos. En la lechería se trabaja todo el día todos los días del año.
“Nosotros decimos: dedicá el 80% de tu tiempo a los productivo, 15% a lo comercial y 5% a lo sectorial, pero eso todavía no pasa, aunque las nuevas generaciones tienen una visión más integral y le dan más importancia a lo comunicacional”, remarcó el presidente de Caprolecoba.
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