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Matías Ohlsson: Proyectarse y crecer es la clave para sobrevivir

Matías Ohlsson: Proyectarse y crecer es la clave para sobrevivir

Cuando las personas están motivadas emprenden y contagian ese entusiasmo en sus entornos. Y si esos entornos además tienen un valor afectivo, el esfuerzo y la creatividad se potencian.

Matías Ohlsson vive y trabaja en Tambo 1, de María Teresa Sur, en 30 de Agosto, propiedad de la familia Peluffo, y periódicamente, además, viaja los 250 km que lo separan de Tornquist, donde se crio. En ese campo familiar de 430 hectáreas se asienta el tambo La sorpresa, que nació en 1990 con catorce vacas y dos bajadas con brete a la par. Al principio llevaban la producción a una quesería, pero pudieron ir creciendo y comprando algunas vaquillonas, lo que aumentó el volumen de producción e hizo que pudieran empezar a vender su leche a La Serenísima. “Esa zona es muy ganadera, hace unos años se están logrando rindes más estables con la agricultura”, comenta Matías. Su tatarabuelo fue el primero en comprar un lote en la zona. Luego unas de sus hijas se casó con Axel Hilding Ohlsson quien siguió adquiriendo lotes y agrandando el campo, siempre con un perfil ganadero, hasta que los padres de Matías, Miguel y Ana Meyer heredaron parte de la tierra. “Arrancamos con tambo porque era lo más seguro. Fuimos creciendo hasta el punto que ahora tenemos un excedente. De dos bajadas pasamos a cuatro, después a ocho, hasta que no daban para más las instalaciones y hubo que cambiar y llevarlo a otro galpón que era para granos y se pasó a hacer el tambo ahí, donde hoy tenemos dieciséis bajadas” Al principio empezaron con Holando, pero hace cinco años fueron incorporando la cruza neozelandesa. Hoy ordeñan ciento ochenta vacas y tienen treinta más como excedente. “Esto no era algo a lo que estábamos acostumbrados, siempre salíamos a comprar. No estábamos en el negocio de la venta. El año pasado vendimos algunas y este año estamos buscando colocar otras en algún otro tambo y capitalizarlas”. Matías viaja regularmente a La Sorpresa. ”Yo hago la parte más productiva, hablar con el tambero, recorrer el campo y los lotes, la rotación, la comida y la dieta”. A su vez, sus padres, que viven en el campo, trabajan juntos y se ocupan de tareas administrativas, de gestión y carga de datos. Desafíos Convencido que el crecimiento es la salida, impulsó reuniones familiares con sus padres y sus dos hermanas para conocer sus aspiraciones y proyecciones con respecto al campo. “Empezaron a surgir incógnitas y preguntas que no habían tenido presente. Si uno no se proyecta el campo se divide. Y nos planteamos si queríamos eso o intensificarlo de alguna manera para que el día de mañana siga siendo una unidad”. De acuerdo en seguir juntos, hoy la idea es encontrar los espacios para que todos se involucren en el proyecto y ver de qué manera se puede intensificar y diversificar la producción, desde la elaboración de quesos, hasta la plantación de frutales para hacer dulces artesanales. “Esta es una zona turística y el campo está sobre la ruta 76, entre Tornquist y Sierra de la ventana”. Astrid es bióloga y Lucía, kinesióloga, ambas viven en Buenos Aires y los tres disfrutan mucho del campo en el cual se criaron, por eso para Matías es fundamental que no se pierda el arraigo que sienten por esa tierra. El tambo hoy produce 3500 litros de leche diarios. “Las pariciones arrancan a mediados de febrero y terminan entre octubre y noviembre, idealmente habría que acortarlas más, pero por ahora siguen hasta noviembre. Quiero evitar enero donde los calores son muy fuertes y no llueve. En 2019 no llovió en primavera y sufrimos el verano”. El planteo es básicamente pastoril. “En invierno las vacas duermen en parcelas de avena y hacemos rollos para cubrir las necesidades. Ahora están con encierre de rollos a la noche y un poco a la mañana y después van al pasto, y también se les da alimento en sala, pero siempre tratando de que sea la mayor cantidad de pasto posible, por eso no quiero pasarme de carga. En esta zona de lluvias tan erráticas es mejor mantener la carga un poco más baja, y si sobra hacemos rollos”. Hoy están con 50 hectáreas de pasturas y la idea es ir aumentando la superficie todos los años y que todo gire alrededor del tambo. El equipo de trabajo está conformado por el tambero Marcos Heine y su ayudante, Rafael Moyano; Ángel Rosenbah, el tractorista, que se ocupa de la reposición de rollos y tareas de mantenimiento; la veterinaria Karina Silva, y los padres de Matías que están en la gestión y administración. La Sorpresa está a 10 km de Tornquist por asfalto, ahí los hermanos Ohlsson hicieron la escuela primaria y secundaria. “En los últimos años yo hacía los francos del tambero. Después me fui a Buenos Aires a estudiar. Cursé agronomía en la UBA. Yo no quería volver a mi campo, todavía estábamos creciendo y quería tener experiencia afuera. Y arranqué con los Peluffo. Rendí mi último examen un día jueves y el viernes a la noche me tomé el colectivo”. Casado con Patricia Rumboll, tienen cinco hijos, Felipe, Carmela, Sara y las mellizas de siete meses, Inés y Elena. Hace ocho años que trabajan con el grupo María Teresa Sur. Patricia es bióloga y hoy ambos son socios tamberos. Inquietud que genera cambios Su interés por la agroecología vino de la mano de las complicadas pasturas en la zona de Tornquist. “Un tambo chico no tiene maquinaria propia y la siembra tiene mucho costo en proporción a lo que produce esa zona. Yo quise desprenderme de todo lo que es maquinaria, hacer pasturas y que duren como si fuera campo natural. Vi algunos videos de gente que tenía pastizales que se habían naturalizado, pasturas de treinta años. Yo quiero eso. Me empecé a involucrar y vi que en la agroecología había mucho sobre eso. Y me di cuenta que así se pude producir leche de manera bastante barata para el tambo. La recirculación de nutrientes, el manejo del bosteo, la biodiversidad, las raíces de las pasturas y las bacterias hacen su aporte de nutrientes para generar materia orgánica. Los procesos naturales pueden lograr y mantener producciones. Voy a tener un tambo más rústico pero con menos costos. Esto me llamó la atención. En María Teresa también estamos haciendo algunas pruebas”. Vida institucional y oportunidades Además de estar a cargo de la parte productiva, Matías también se involucró en la comercialización de la leche que se produce en La Sorpresa. “Hace tres meses, gracias a la gestión del productor Leonardo Ramin, se dio la posibilidad de vender la leche a una empresa de Pehuajó, si lográbamos llenar un camión. De los trece tambos que hay en Tornquist nos unimos ocho y llegamos a juntar 20.000 litros. Logramos un salto importante en el precio. Por la CAPROLECOBA nos fuimos dando cuenta que estábamos por debajo de los promedios y salimos a buscar otras opciones. Es necesario que los tamberos estén involucrados, que conozcan otros tamberos y otras realidades, estar conectado con otros es de mucha ayuda. La gestión de la cámara además es importante para poder llegar de manera institucional a tener reuniones con el gobernador, elaborar alguna línea de pensamiento para presentar al gobierno algún proyecto, dejar en claro qué es lo que necesitan los tamberos y que se exprese como una voz de los productores”.

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